¿Un ejemplo? En Copenhague, la capital danesa, el 70% de todos los hoteles están certificados como sostenibles.
Cómo rediseñar un destino de turismo sostenible
Antes de elegir un destino, puede que nunca antes te hayas preguntado: ¿qué puede aportar mi visita allí? ¿cómo se sentirá la comunidad local con mi presencia? ¿en qué condiciones trabajarán aquellos que me ofrezcan productos o servicios? ¿qué impacto tendrá en el medio ambiente esta actividad? ¿qué efecto tendrá en mi salud y mi felicidad? Y lo que es aún más importante: ¿sabes si tendrías acceso a esa información?
Para tener acceso a esa información, estaríamos hablando de una oferta turística cuya información fuera honesta, transparente y comprensible. De esta forma cada vez que realizáramos una compra también estaríamos depositando un voto hacia el tipo de sociedad que queremos construir entre todos. Esto implicaría un modelo social de empoderamiento donde los consumidores bien informados podrían, gracias a la información, tener el poder de decisión hasta el punto de decidir lo que se produce y la forma de hacerlo.
Hay tres esferas en las que esta información debería enfocarse:
La geosfera: cómo afecta el turismo al medio ambiente
Hace referencia a cómo la actividad afecta a las distintas materias primas: el suelo, el aire, el agua y el clima.Viajar resulta algo maravilloso para el viajero, pero cuando el destino elegido se vuelve popular puede acabar resultando un serio problema para su entorno: afectación de ecosistemas naturales y hábitats, afectación a la sociedad local, proliferación urbana, etc. Todas estas afectaciones han sido analizadas desde los años 70, época en la que el turismo mundial empezó a despegar de forma importante.
A raíz de esto aparecieron nuevas tendencias y modalidades de turismo más respetuosos con el entorno. Por un lado el turismo ecológico, o también llamado ecoturismo, que se define como una nueva tendencia del turismo alternativo diferente al turismo tradicional. Es un enfoque en el cual se privilegia la sostenibilidad, la preservación, la apreciación del medio (tanto natural como cultural) que acoge y sensibiliza a los viajantes.
cómo disminuir la huella contaminante por turista
La biosfera: cómo afecta el turismo a los seres vivos
Otro de los focos incide directamente en los seres vivos. Para esta segunda categoría se establecen otros indicadores que determinan los daños realizados por un producto a la biosfera. Los más destacados son: la liberación de agentes tóxicos y la pérdida de la biodiversidad. Esto implica que debemos entender el turismo no sólo como una actividad que afecta a los humanos sino a todos los seres vivos que conviven y participan de un ecosistema.
Debemos buscar fórmulas de marketing y crecimiento donde se reduzcan los impactos medioambientales y sociales. Por ejemplo, podemos encontrar fórmulas para reducir la huella del carbono del transporte aumentando el número de días en una ciudad ya que quien viaja en avión (80% de la huella de carbono es el vuelo) y pasa tres noches en una ciudad, tiene la misma huella de carbono que un turista que pasa una noche. Por tanto, menos turistas pero con estancias más largas implican menos huella de carbono. Si queremos enfocar nuestro desarrollo turístico de manera sostenible, tiene por tanto más sentido invertir nuestros esfuerzos en aumentar el número de días por turista.
todos los seres vivos deben ser respetados por el turismo
La sociosfera: cómo influye en la economía local el turismo
En último lugar encontramos la categoría que entraña cuestiones de índole social, como las condiciones laborales de los trabajadores o los índices de calidad de vida de las comunidades implicadas en los procesos de explotación y producción turística. Esta categoría es mucho más fácil de medir ya que se mueve en torno a las condiciones de los trabajadores. En ella se evalúan la ausencia de trabajos forzosos y la explotación infantil, también otros como el grado de implicación con la comunidad local, el nivel de capacitación de la mujer, la justicia salarial, los beneficios sanitarios o la conducta filantrópica a nivel local.
Y no solamente cómo es el trato entre el jefe y los empleados. O entre los empleados y los clientes. También entre los viajeros y las poblaciones autóctonas. Los viajeros se deben integrar y no confundir un comportamiento “intrusista” con uno turista. Normalmente, un viajero debe tomar consciencia de invitado a un territorio y es importante que la industria turística enfoque al visitante a disfrutar de esta integración.
Para ello, también es importante no crear zonas masificadas de “turistas”. Para ello, además de reducir la estacionalidad es importante redistribuir el turismo geográficamente. Poder ver a una persona paseando por las calles y no saber si es un turista o un residente: simplemente ves que está disfrutando e invirtiendo en la economía local con sus compras de bienes y servicios. Y el último de los aspectos que podríamos destacar en este breve resumen es cómo podemos compensa los impactos negativos causados por el turismo. Para ello, debemos medir no sólo el gasto de los visitantes sino dónde acaba el dinero invertido por estos. Es decir, no miremos simplemente cuánto dinero gasta un turista, sino cómo ha influido ese dinero en ese destino. Por ello, un modelo de turismo sostenible puede implicar que los turistas quizás gasten menos pero que el tipo de productos y servicios en los que gaste ese dinero que repercuta mejor y de forma más directa en la economía local.